miércoles, 26 de agosto de 2015

CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO (SECUESTRO Y CAPUCHA en poemas.)


CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO.

EXORDIO.
   "CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO", es el resultado de convertir el relato-testimonio de Salvador Cayetano Carpio, a la exquisita estructura del poema. Es como una sìntesis màs cantada que describe la horrorosa agonìa que sufren quienes alzan la voz contra un règimen corrompido. "CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO", es la danza que interpreta a esa muerte, que en las càrceles clandestinas de un règimen tirano, acosa con los màs crueles flagelos a mujeres y a hombres, desde un niño o niña sin presente ni futuro hasta un adulto que delinque, por no tener opciones de vida digna, y con màs saña, el azote y el flagelo, se lo aplican a quienes deciden oponerse con su lucha, para acabar con ese règimen y construir la sociedad donde reine la libertad, la justicia y democracia. 
   
SECUESTRO Y CAPUCHA en un paìs del "mundo libre" el relato de Cayetano, donde describe las horrorosas torturas a que es sometido, sobre todo, el sindicalista, el opositor polìtico, es decir todo aquèl mujer u hombre, que protesta, que alza su voz reclamando justicia, libertad y democracia...
"CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO", ademàs, viene a ser como un justo homenaje a un poeta no reivindicado como tal; un poeta que jamàs fue ufano al respecto, aunque su pleno dominio de lo estètico aplicado al lenguaje lo delate...pues no sòlo en el relato-testimonio encontramos la denotada carga poètica y el dominio maestrìsimo que hace del lenguaje, sino, en todos sus escritos polìticos que ha legado; por ejemplo, en su impactante "carta" que escribiò antes de su ùltimo suspiro de vida, es notoria la cadencia ilimitada:
"...pero lo que duele,
lo que no puede soportarse
es que hermanos revolucionarios
sean engañados
y acepten como si fueran ciertas las calumnias,
el invento pèrfido,
la infamia  contra un revolucionario
probado mil veces en el combate."

   La expresiòn poètica en su relato-testimonio es màs obvia, de ahì que èste, sea la base por excelencia para testificar la extensiva expresiòn poètica de Cayetano...es como las "fuerza especiales" que actùan decisivas en batallas en las cuales la victoria es la clave inobjetable que define el rumbo irreversible de victoria; asì es la poesìa de Cayetano: contundente, bella y consecuente con la causa libertaria, definitoria en la batalla....PROLONGADA para asegurar la esencia infinita y futura de un pueblo en democracia, de un pueblo que se alza construyendo el SOCIALISMO como fase irreversible en el proceso històrico de desarrollo social para un mundo màs humano.
   Convertir el relato-testimonio en versos estructurados, es una misiòn que ha dictado la conciencia de quien escribe este fulgurante exordio, para intentar hacer justicia a la poètica de Carpio, que no se trata de rescatar, pues ya està allì, sino, se trata de reivindicar como tal, haciendola un poemario, porque la poesìa ¡pero, poesìa, claro! es una herramienta pedagògica y didàctica en lo artìstico, que penetra con mayor facilidad y fuerza en la mente de los seres vivos, que aspiramos ser humanos...de ahì la idea de convertir la prosa, en formato rigurosamente de poema; es decir, organizar ese mar de poesìa que se encuentra en el relato, en una serie de poemas estructurados, de tal forma, que potencien su armonìa, su cadencia hasta su ritmo, sin perder fidelidad ni en lo mìnimo, al profundo contenido de la esencia del relato.
   
"CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO", el poemario como resultado de la mutaciòn a exquisita estructura del poema, del relato SECUESTRO Y CAPUCHA..." es tambièn un homenaje a Tulita y a todos aquellos hermanos hombres y mujeres, niñez y prostitutas, que fueron vìctimas de las torturas, de los azotes, de los flagelos que los verdugos al servicio de ese règimen corrompido, hacìan...un homenaje al valor del testimonio como MEMORIA HISTÒRICA del sufrimiento y del martirio; de lo heroico y la nobleza de seres humanos que ofrendaron sus santas vidas, por liberar a todo un pueblo de la miseria, de la opresiòn, explotaciòn...y es un homenaje explicitamente al maestro, al POETA, a su magistral dominio del lenguaje, a la exquisitez poètica que agracia su relato-testimonio...EN MUCHO ERAN IGUALES "LOS TÌOS", EL GRAN MARCIAL Y EL GRAN HOCHI : ERAN POETAS,ademàs de Cmtes.guerrilleros, estrategas militares y de una calidad humana exagerada.

   "CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO", un esfuerzo de acercar el relato-testimonio de otra forma: a la gente màs humilde, al obrero-campesino, al escolar, a la academia y a la fàbrica, a la mujer ama de casa; a  la gente màs enlazada con el verso, el poema...porque quizà, personalmente estoy seguro que UN VERSO GENIALMENTE ELABORADO sintetiza a veces la esencia de un ensayo o de alguna proclama libertaria.
   El poemario como el relato està organizado en sus tres fundamentales partes: 
a. I PARTE: TORTURAS
b.II PARTE: SECUESTRO
c.III PARTE: PEREGRINACIÒN

A cada uno de los poemas se le asegura su unidad temàtica respectiva, es decir, que no se quiebra la misma unidad narrativa que el autor le imprime a su relato; asimismo, cada poema tiene una estructurada definida con el criterio de no afectar la unidad temàtica concreta de la prosa original  identificandose tales, con nùmeros romanos -"de lo simple a lo complejo"-; en algunos casos, lleva subtìtulo. El ùnico "delito" que se pueda haber cometido, es la omisiòn de algunas palabras, que hayan podido debilitar su original cadencia, mas no, la esencia fundamental del mismo.
   Presentamos pues, CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO (I PARTE: TORTURAS) XXXVIII POEMAS, primera entrega poètica formateada a estructura de poema, del relato-testimonio SECUESTRO Y CAPUCHA en un paìs del "mundo libre", de Salvador Cayetano 
Carpio, escrito entre octubre de 1952 y los primeros meses de 1954, publicado por primera vez en 1979 por EDUCA (Editorial Universitaria Centroamericana, en San Josè, Costa Rica). Relato-testimonio, basado en el secuestro y torturas (26 septiembre 1952-agosto 1953) que los verdugos (Policìa Nacional, S2)  al servicio del règimen del Coronel Oscar osorio, le aplicaron a èl, su amada Tulita y opositores pòlìticos con exagerada saña, en las càrceles clandestinas, diseminadas por todo el paìs.  

                                                     Pawee VII
La Paz, El Salvador, agosto de 2015.    




I
LA CAPTURA 

Nos despertaron unos golpes secos en la puerta.
Comienzan a registrar como sabuesos
metiendo la narìz en gavetas y cajones.

Los niños, espantados, miran con los ojos bien abiertos.
Nosotros hemos saltado de la cama.
Mi compañera, terminando de vestirse,
protesta por el atropello causado a su viejita, 
por el allanamiento ilegal de morada
y por el irrespeto que todo esto significa
para los derechos ciudadanos.

Hemos llegado al edificio de la policìa
¡Què frìas e inclementes nos parecen
sus sòlidas paredes de cemento!

Apuntan nuestros nombres en un libro.
Beso la frente de mi compañera
y susurro al oìdo: "cumple con tu deber"
"Si" es su respuesta.
Nuestras manos se aprietan hasta hacerse daño
en mudo mensaje de solidaridad y cariño. 

De momento he pensado
que sòlo los dos hemos sido objeto de atropello;
pero...¿Quièn està en esa otra bartolina?
¿Serà posible?

Al pasar he visto fugazmente a Fide...
Sì, a Fidelina la misma que ha dejado su vida en las artesas (...),
La que tanto ha luchado por organizar al sindicato(...),
la que en 1946 bregò con entusiasmo sin par
para conseguir que sus compañeras trabajaran la jornada de 8 horas.
Fue tan difìcil conquistar ese derecho
pues las panificadoras tenìan que pasar junto al horno
y la cubierta 14 y 16 horas de cada dìa.
Ahora està allì, en la nº 2, pàlida desencajadada.

Con estas reflexiones entro a "mi"bartolina.
Una duda atenaza mi pensamiento hasta causarme daño
¿Serà este un golpe al pueblo?


II
UN PAÌS "DEMOCRÀTICO"

Son màs de las 8 de la mañana,
he oìdo el pito del taller.
Se oye a la distancia el vigoroso repicar de sus martillos.

¿Hasta dònde llegarà el golpe contra sus sindicatos,
contra sus salarios de hambre, 
contra sus derechos polìticos?

Me resisto todavìa a pensar en la palabra represiòn.
Me parece ver a los locutores de radio,
con los rostros encendidos de entusiasmo,
repitiendo noche a noche el estribillo
de que estamos viviendo en una era de revoluciòn,
de democràcia, de libertad.

¡Ojalà sòlo seamos nosotros tres!
Pero la realidad es dura.He dejado de imaginar.
Me acerco a la puerta.
Veo unos brazos robustos y velludos
que salen por entre los barrotes de una celda que queda enfrente.
Aguzo la vista: parece un estudiante.¡Ojalà que no!...

¿Quièn es este que trae esposado?
¡Caramba! es un compañero del sindicato de la construcciòn.
Luego, ya no me cabe duda:
uno tras otro van desfilando hacia las bartolinas,
obreros de diferentes sindicatos, estudiantes de "Opiniòn estudiantil", 
de la AGEUS, profesionales, miembros del PAR (...),
ciudadanos de diversos sectores democràticos.

Las puertas de las celdas se abren y cierran, 
sin cesar un momento en el quejumbroso gemido de sus goznes.

No hay duda: ¡Se ha desencadenado la represiòn contra el pueblo!
Pero aùn en este instante no alcanzo a valorar
en toda su magnitud la fuerza del golpe asestado
contra los sectores democràticos.

ver el despliegue de las fuerzas armadas, 
las capturas, los allanamientos de morada,
los registros, el terror desencadenado;
el llanto, el dolor de los hijos, madres, hermanos,
esposas, al ver arrancados de sus brazos los seres màs queridos.

Serìa preciso estar en todas las càrceles
y ver a lo màs noble del pueblo salvadoreño
amontonàndose como ganado en las prisiones.

LA CAPUCHA: BOLSA DE HULE COLOCADA EN LA CABEZA DE LA VÌCTIMA, HASTA QUE ÈSTA SE REUNA CON LA MUERTE POR ASFIXIA


III

LOS ESCALOFRIANTES  AZOTES DE LA MUERTE SE APROXIMAN

Oigo botas militares que se acercan
"¿Ud. es Carpio?"-Sì, señor."
Me mira largamente con firmeza,
con sus ojos inyectados de mucha sangre.
Dos agentes de investigaciones han llegado
¿Traeran comida? Pues aùn no he desayunado.
De todas maneras no tengo hambre.

Siento reseca la garganta.
No, no es comida la que traen;
propiamente, nada traen,
a no ser una fiera mirada en las pupilas.
Han abierto la puerta de mi celda.

El inspector, el comandante,
el primero mirada sanguinaria, voz cascada;
El segundo: el tipo inquisitivo de ave de rapiña,
listo a clavar las garras
y humedecer el pico con la sangre de sus vìctimas.

-"Levàntese", me dicen con voz desagradable.
Voy caminando en medio de los dos.
Una tras otra van dejando las bartolinas
todas ellas repletas de obreros, estudiantes...

Vamos pasando por las oficinas de investigaciones,
vamos por el corredor del segundo piso,
junto a las salas que miran a la calle.
Entramos en una de èstas.
Es una cuadra donde duermen los agentes.
Hay muchos catres de hierro ordenados en varias filas.

Al entrar veo a uno leyendo un periòdico,
¿Serà la Extra? ¿Què dirà? Si, es la Extra;
enormes titulares anuncian la gran mentira inventada
en el ùltimo cuarto de siglo:
"Descubierto complot comunista",
"Decretado el Estado de sitio".
 Me da la impresiòn de un tigre que estudia
los movimientos, las reacciones de su presa.
Se ha puesto lìbido, despuès rojo, 
congestionado el rostro por la ira.
-"Saquen a este malcriado y le ponen la capucha",
ordena señalàndome.
"CAPUCHA". Expresiòn que disimula arteramente
la horrorosa agonìa de la asfixia.

De repente, el alarido de una sirena rasga los aires.
Comienza con voz ronca, poderosa.
Se eleva, se agudiza, se convierte en un aullido escalofriante
que infunde pavor y alarma en el corazòn de los habitantes.
Se apaga. Vuelve a empezar. Una y otra vez.
Otro aullido infernal se ha unido al primero.
Son los periòdicos enviando al aire su mensaje de inquietud.
La mercancìa cargada de mentiras oficiales galopa por las calles;
Allà abajo se oye el pregòn nervioso de los chiquillos voceadores
EXTRA...EXTRA...EXTRA
  


III
LA ASFIXIA: "PÒNGANLE LA CAPUCHA"

Una sonora bofetada me da en pleno rostro
¿Dònde estàn las armas?
¿Quiènes son los otros comunistas?
...y entre los insultos màs soeces y mortales amenazas,
todos a la vez quieren tener el privilegio
de golpear a un obrero.
Estàn excitados, 
saben que hoy ha sido decretado el Estado de Sitio,
y eso les parece un cheque en blanco
para cometer los peores atropellos.
-"PÒNGANLE LA CAPUCHA",
ordena Menjivar. "Ya va hablar".
Un puntapiè en el abdomen,
al doblarme de dolor un puñetazo en la cabeza

y ya estoy en el suelo besando los ladrillos.
Los anteojos se han hecho añicos en el choque.
Es la ùltima avanzada en la defensa de la civilizaciòn y la cultura.

Mientras prepara los instrumentos de tortura:
Cordeles y capucha, los otros le hablandan el terreno.
Es parte de la tècnica.
Puntapiès en los costados
y taconazos en la espalda 
a granel, entre horribles maldiciones e insultos.

Sigo de bruces sobre el piso.
Me quitan las esposas.
Què bien,
Ahora ya podrà llegar la sangre,
pero no, ya me estàn atando nuevamente.
Sobre las muñecas adoloridas corre àspero el cordel.
Me quitan el zapato.
Ahora me estiran los pies.
Me los estàn alando hacia la espalda,
pies y manos se han besado:
Juntos, estrechamente atados en un sòlo haz.

Què honda sensaciòn de invalidez.
Cuando los ojos que estàn a ras del suelo,
cercados por un bosque de botas policiales,
ven levantarse un pie amenazador,
reflejos intituivos parten hacia las extremidades,
urgiendo nerviosamente su intervenciòn:
Èstas no responden,
se desangran bajo los cordeles,
pero siguen levantadas como astas que pregonan la impotencia.
La capucha y el jinete, tècnicas de tortura que se juntan. Èstas, aplicadas con gran saña a Salvador y a Tulita.(y por supuesto a los demàs opositores prisioneros en las càrceles clandestinas del règimen)

IV
EL VERDUGO INSISTE EN LANZARME A LOS BRAZOS DE LA MUERTE

  -"Por ùltima vez: ¿Vas a hablar?
-"No sè nada".
-"Bueno, cuando querràs hablar,
movè la cabeza afirmativamente para quitarte la CAPUCHA, 
de lo contrario no te la quitaremos hasta que mueras"
Eso me indica que voy a entrar en un mundo dentro del cual
quedan ahogados los sonidos.

Urìas se monta a carcajadas sobre mi espalda,
me va cubriendo la cabeza, hasta el cuello,
con la parte superior de la capa de hule
que usan reglamentariamente los policìas.
El forro queda hacia afuera,
el hule pegado a mi piel.
Ahora no veo nada,
la oscuridad me ha caìdo en pleno dìa.
Què desagradable el olor del hule que me llena de aire tibio,
en las ùltimas inhalaciones.

De repente el jinete que tengo sobre las espaldas
descarga todo el peso de su cuerpo.
Al mismo tiempo ha metido el brazo bajo mi barbilla.
Me està levantando la cabeza con fuerza 
atrayèndola hacia su pecho.
Me estàn empujando las piernas hacia atràs, màs, màs:
Cruje la columna vertebral.
Mi cuerpo forma un arco, tenso, vibrante.
Què difìcil es respirar.
Estàn aplastados los pulmones.
Uno, otro y otro puntapiè,
con fuerza, con maestrìa,
con precisiòn, sobre las costillas, 
en los puntos que dejan libres las piernas del jinete.
Ahora ya no caen al azar.
Ahora tienen un objetivo:
VACIAR DE AIRE LOS PULMONES.
Pujidos cortos y agudos echan hacia afuera
la ìnfima reserva de aire que guardaban.

Un cìrculo de acero va ciñendo mi garganta,
una mano implacable,  formando un torniquete
con los bordes de la capucha, va apretando... 
 Apretando...hundiendo...hundiendo los bordes
como un cuchillo alrededor del cuello.

Ya el aire no se puede filtrar adentro de la bolsa  de hule.
Hacia afuera, inmensa cantidad de oxìgeno:
Todo el oxìgeno del universo.
Adentro, nada. Los pulmones piden aire, aire, aire.
Bombean hacia afuera la mìsera cantidad
que entre sus pliegues aùn habìa;
La garganta lo regresa; vuelve a subir y a bajar,
a subir y a bajar
cada vez màs aprisa, màs aprisa
como los èmbolos de un ferrocarril en marcha.

Màs puntapiès. La boca se abre, quiere aspirar, 
quiere succionar, chupar aire, aire...
El hule se pega en los dientes,
obtura los conductos nasales.
La boca està abierta...
Ahora està gritando, gritando,
como los alaridos de un animal en el matadero.

El cuerpo se estira, se encoje,
convulsionado por la agonìa.
Salta con la desesperaciòn de un pez fuera del agua.
El jinete se aferra màs y màs;
acuden en su auxilio a sofrenar al caballo desbocado.

El cuerpo se ha cubierto de un sudor viscoso,
todos los poros estàn en màxima tensiòn,
las sienes golpean como un gigantezco martillo,
los oìdos zumban
como una estridente orquesta de un millòn de grillos;
siento que los ojos estàn saliendo de sus òrbitas,
el corazòn, los pulmones, los intestinos quieren saltar por la boca...

"Compañeros, hermanos, todos los que sufriendo estàn
la explotaciòn, la injusticia, la miseria y la ignorancia:
Si este es el ùltimo instante de mi vida,
¡Què viva la justicia, que viva la libertad!
¡Què viva el nuevo mundo de paz y de amor
que està construyendo la humanidad que se levanta...!
NATURALEZA, OXÌGENO, VIDA, ORIGEN.


IV
UNA INFLEXIÒN ENTRE EL DOLOR

...¡Ah! ¡què fresco el aire!
¡Què bueno, què hermoso el aire!
¿Còmo es que nunca lo habìa percibido?

Es como una catarata de agua fresca y cristalina
que me inunda saciando mi sed
en medio de la avidez de un càlido desierto.

Los pulmones estàn en su elemento.
Se inflan gozosos.
Quisieran ser esponjas gigantescas
para absorber tanto aire
que nunca màs haya el peligro de agotarse...

Saborean  el oxìgeno con deleite
nunca habìan estado tanto tiempo sin èl.
Desde el primer vagido,
desde el instante mismo 
en el que el nuevo ser se asomò a la vida,
acompañado por el primer llanto
e impulsado por el primer dolor,
comenzaron a funcionar ritmicamente
como la fina maquinaria de un reloj que nunca se detiene.
Sòlo una vez antes habìa estado a punto de pararse.

V
UN RECUERDO DE TERNURA EN MEDIO DEL AZOTE

...fue una tarde calurosa de mayo,
en los primeros años de mi vida.
Descalzo (pues la abuela Petronila, 
mi amada viejecita de cabellera blanca 
como la melcocha de azucar que ella misma trabajaba,
no alcanzaba a veces ni siquiera para el diario mendrugo)
con calzones cortos arriba de la rodilla,
iba feliz a la escuela ese jueves.

Nuestra humilde alegrìa era el paseo
que todos los jueves por la tarde hacìamos a una finca.

¡Cuànto àrbol, què hermosura!
¿Habrà manzanas rosas?
¿Habrà jocotes
Hacia allì corremos felices, bajo los àrboles frutales,
a buscar nances y pepetos.
A correr tras lagartijas y ratas que se esconden entre piñales.

VI
LA REALIDAD EXISTENCIAL QUE SE IMPONE

Pero ahora no estoy allà.
Ya no soy el chiquillo que corro alborosado
tras las ratas del piñal...

Ahora soy un obrero de esta època grandiosa,
en que, como nunca,
se siente el vigoroso latido de la historia
que avanza incontenible
en hombros de los seres sencillos de la tierra.

Pero estoy en la càmara de tormentos,
balanceàndome en el aire,
entre las manos huesudas de quienes quieren
evitar la llegada de ese nuevo dìa de justicia y libertad. 

VII
EL DOLOR QUE PENETRA HASTA EL ALMA

Con el ùltimo impulso,
me sucitan en el aire
y me estrello contra el pìso.
Y vuelve a comenzar el tormento de la asfixia.
Pero cada vez es màs doloroso el proceso de gonìa.

De repente, al final de la octava pesadilla,
me agita un ùltimo estetor convulsionado.
Siento como un supremo desplazarse de pulmones
corazòn y nervios.
Como una fulgurante explosiòn de juegos artificiales
estallando en el cerebro...
Y entro en los dominios de las sombras...
He traspuesto las fronteras de la vida,
¡He entrado en el basto imperio de la muerte!
Se han roto los resortes de la vida.

VIII
EL LÀTIGO EMPIEZA SU JORNADA

Algo comienza a vibrar
allà en las profundidades del cerebro.
Algo, alguna raicilla nerviosa
como una cuerda de violìn ha iniciado
un solo casi imperceptible al que poco a poco
se va uniendo toda la orquesta de la vida.

Ya comienzo a sentir.
Primero una sensaciòn de calor entre dulce y sofocante,
aùn no bien definida.
Luego, un vago bienestar, confuso, inexplicable.
No siento malestar, hay sosiego
en el corazòn ¿Dònde estoy?
Comienzo a oìr, primero, muy suavemente,
un rumor como de confusas voces lejanas
que se hacen perceptibles màs y màs.

Ahora ya oigo màs claramente:
Una voz àspera està diciendo:
-"Ya se muriò este maje,
hicimos lo posible pero no revive".


IX
CULEBRA DE FUEGO QUE CAE SOBRE EL CUERPO

Ahora me rodean ocho a diez verdugos.
Forman un cìrculo en cuyo centro estoy de pie,
despuès de quitarme la camisa
me han vuelto a esposar las manos hacia la espalda.
Inician un nuevo tormento acompañado de insultos
e innumerables y absurdas
preguntas sobre los mismos temas.

La respuesta: "No sè" les encoleriza enormemente.
Y golpean y golpean,
dando vueltas entre un cìrculo de puños y botas,
como pelota de un nuevo juego escalofriante:

El agente que està frente a mi,
estrella su puño contra mi rostro;
el brutal impacto me hace perder el equilibrio
y voy cayendo de espaldas;
su golpe me arroja hacia adelante y hacia un lado,
donde estàn otros puños àvidos
de descargarse sobre la frente,
los oìdos, la boca o la cabeza.
Y giro, y giro
entre el remolino vertiginoso de sus golpes.

Ya sòlo estoy vestido con pantalòn y calzoncillo,
me los quito.
Me ordenan tenderme de bruces en el suelo.
¿Què vendrà ahora?
Espero con un brazo cruzado bajo la frente.
Luego, un LATIGAZO silba en el aire
y cae sobre la espalda,
haciendo que se encoja hasta la ùltima fibra de mi ser.

No es propiamente como el filo
de un cuchillo que cortara la carne,
es màs bien, como si una CULEBRA DE FUEGO
cayera sobre el cuerpo
dando la sensaciòn de penetrar hasta el hueso.
Pero no hay tiempo para hacer comparaciones,
el LÀTIGO ha comenzado a caer,
ha saboreado la carne y ya no se detiene:
Cruza la espalda, las caderas,
busca los muslos, las piernas.
Vibran los nervios, la carne se estremece
y la SERPIENTE sigue lacerando una y otra vez, 
màs, màs, màs...

Aquì no hay necesidad de llevar cuentas.
¿Què objeto tendrìa eso?
Yo he visto en pelìculas azotar a criminales.
He leìdo tambièn que la Santa Inquisiciòn 
ordenaba dar azotes:
Aparecìa el fraile Inquisidor
y despuès de hacer besar el crucifijo al condenado,
leìa la sentencia y ordenaba:
"25 azotes" o bien "50 azotes",
o màs, segùn la gravedad de la herejìa.
Y restellaba el làtigo sobre el infeliz,
hacièndole salir con cada quejido, 
la maldad o el demonio
que se habìa posesionado de su alma.
Pero eso serìa en la Edad Media.
Entonces se contaba uno a uno los latigazos,
se suspendìa el castigo.
Edad Media la crueldad de la Inquisiciòn resurgida en los siglos posteriores, con gran saña.


X
"TEJIENDO UN ROJO PETATE DE HUELLAS ALARGADAS"

¿Cuàntos latigazos van ya?
¿Trienta? ¿Cincuenta?
Quièn sabe.
Lo cierto es que el primer VERDUGO se ha cansado.
Ha levantado tantas veces el làtigo,
ha tomado impulso,
lo ha descargado con sus fuerzas, con màs saña,
tantas y tantas veces, que ha quedado extenuado.

Suda. Resopla.
Por fin lo entrega en manos de otro de los diez o doce
FLAGELADORES que esperan turnos.
Y asì pasa de mano en mano.
Cada verdugo cumple con su oficio la conciencia.

Empuñan el LÀTIGO con ambas manos,
lo elevan sobre su cabeza tomando impulso
y lo descargan con todo el vigor que les permiten sus fuerzas,
de arriba abajo; de abajo arriba,
desde los omòplatos hasta los calcañares,
TEJIENDO UN ROJO PETATE DE HUELLAS ALARGADAS. 



XI
"DALE MÀS, MÀS DURO, MÀS"

La flagelaciòn va alternada
con un suplicio màs doloroso si es posible.
Se acerca un verdugo,
otros me alzan
en pie de manera que la planta
ha quedado extendida frente a èl.

Comienza a machacar
la planta del pie con el filo
de una varilla de hierro, cuadrilonga.
 Me refuerzo, brinco,
trato de eludir los golpes y sacar el pie;
pero fornidas manos lo sostienen inflexible, inapelables
mientras el ejecutor principal
golpea como un herrero sobre el yunque amoratado.
Del talòn hasta los dedos,
de los dedos al talòn.
Saben que han tocado un punto sensible  
y azuzan con gritos destemplados.

"Dale màs, màs duro, màs".
Luego el otro pie.
¿Còmo es posible soportar tan agudo dolor sin desmayarse?

Le llega el turno a otro flagelador,
a otro, a otro...
¡POBRES INSTRUMENTOS DE UN RÈGIMEN CORROMPIDO!
Se les ha secado el alma
y no tienen ya ni un màs leve
sentimiento noble o humanitario.
Son infrahumanos, subproductos
de una sociedad carcomida hasta sus cimientos.
Que arranquen, que cercenen, 
que despedacen el cuerpo de un obrero.
Nada ganan.
NO PODRÀN DETENER EL CURSO DE LA HISTORIA.

XII
LA MEMORIA HISTÒRICA ASALTA MI CEREBRO

"Es que este INDIO.
Es igual a aquel otro indio que colgaron en Juayùa...
Esa evocaciòn me hace pensar
en la pàgina màs cruel de la historia...
Pienso en los 30,000 campesinos asesinados friamente...
por hacer aquèl reclamo de la tierra...
para trabajar, para vivir
para hacer florecer el suelo con el arado y con el sudor
y asì tener algo màs que llevar a la boca de los hijos... 

Y pienso en los cafetales, en las serranìas,
en las costas, en el polvo
enrojecidos por la SANGRE de tanto y tanto
hombre sencillo, de tanto campesino,
bueno, franco, honesto: vituperado,
calumniado, despedazado y MASACRADO
por la jaurìa de lobos al servicio de la oligarquìa dominante.
¡Pensar que hace veinte años que sucediò eso!
¡Què hace veinte años se masacraba a tanto padre de familia
bajo la imputaciòn de ser comunistas! 

Pensar que entre oleadas del vaho caliente de la sangre,
que flotaba encima de los campos;
que sobre montañas de esqueletos;
entre el llanto lastimero de miles y miles de huèrfanos,
viudas,padres, que formaban un coro pavoroso
cuyo eco resonaba en todo el orbe;
que sobre tanto dolor y tanto sufrimiento
se proclamò a los cuatro vientos,
con fanfarias y banderas desplegadas,
que para siempre habìan destuido el comunismo.

¿Por què hoy se contradicen?
¿Què fuerza històrica les hace contradecir hoy su palabra?
¿Por què ahora, veinte años despuès,
vuelven a llenar las càrceles con gente obrera y campesina;
con estudiantes y elementos de los demàs sectores democràticos, 
y siguen torturando, y siguen desterrando,
bajo el desacreditado, manoseado y hediondo lema del anticomunismo?


XIII
¿CÒMO ES POSIBLE LLAMAR CRIMINALES A NOSOTROS LOS OBREROS Y CAMPESINOS?

¿Vas hablar  
o traemos a tu hija mayor para matarla?


La bàrbara amenaza me hace estremecer
y respondo debilmente
-"Yo no creo que lleguen hasta el extremo
de mancharse las manos con la sangre de una niña".
-¿Còmo vas a creer que no hijo de p...,
 me responde brutalmente,
si ustedes los comunistas
son capaces de matar a mujeres y a niños?"

Mientras me conducen al nuevo suplicio, voy pensando:
¿CÒMO ES POSIBLE LLAMAR CRIMINALES
 A NOSOTROS LOS OBREROS Y CAMPESINOS
conscientes que con tanta ternura y sencillez amamos
a nuestro hijos y compañeras;
a nosotros que anhelamos con todo nuestro corazòn el bienestar,
la educaciòn, la felicidad, la salud y la alegrìa?
¿A nosotros, que deseamos la hermosa alegrìa de la vida,
ahora oscurecida por la miseria y la ignorancia,
no sòlo para nuestros hijos,
sino tambièn para los hijos de todos los hombres de nuestro pueblo;
a nosotros que anhelamos la completa emancipaciòn de la mujer
de la esclavitud y de las trabas convencionales
en que la tienen hundida las costumbres emanadas de la explotaciòn?
¿A los que ansiamos ver libre, pròspero e independiente a nuestro paìs,
sin la infamia del atraso y la independencia colonialista?
¿A los que anhelamos que reine la paz en campos y ciudades
y que nunca màs el hombre vuelva a despedazarse con la metralla o el cañòn?...

¡Ah, hombres perversos y malvados,
indignos de pertenecer a la familia humana,
los que arrojan veneno y calumnias
contra los PATRIOTAS Y DEMÒCRATAS,
contra estudiantes y empleados
y profesionales honestos,
contra obreros y campesinos:
Lo màs sencillo, puro y vital de nuestro pueblo, 
lo que es el gèrmen de una nueva vida
despojada de egoìsmo, maldad y corrupciòn!

¡LOS QUE ARROJAN VENENO Y CALUMNIA
CONTRA, LA HUMANIDAD PROGRESISTA,
QUE ESTÀ CREANDO UN "MUNDO DE PAZ Y FRATERNIDAD"
EN DONDE EL HOMBRE NO SERÀ,
NUNCA MÀS, GARRAS Y COLMILLOS...!


XIV
EL AVIÒN

Què fàcil es convertir los objetos màs sencillos:
cuerdas, botas, capas de hule, trozos de hierro,
todo en terribles medios de tortura.

Los verdugos encuentran su utilidad, casualmente
talvez o como consecuencia de su inventiva,
y poco a poco van perfecionando su tècnica en el empleo
para causar màs intenso el sufrimiento,
para tocar los puntos màs sensibles,
PARA HACER VIBRAR EL CUERPO DE LAS VÌCTIMAS
EN AGONÌAS ESPANTOSAS.

UNA DE LAS MÀS CRUELES Y ESPANTOSAS TORTURAS A LAS VÌCTIMAS: EL AVIÒN.
 
Ahora estoy colgado.
Previamente me arrojaron sobre el piso.
Otra vez ataron pies y manos
en un solo nudo, detràs de la espalda.
y de las cuatro extremidades me suspendieron con una cuerda,
cuyo extremo superior està atado
a una gruesa regla de madera enganchada
entre los espaldares de dos catres de hiero, dobles.

Me balanceo en el aire con oscilaciones pendulares:
De izquierda a derecha, de derecha a izquierda.
La cara dirigida hacia el piso.
A la izquierda, cerca de mi cabeza, 
està la pata angular de un catre de hierro;
a mi derecha està igual.
Un torturador se ha sentado frente a mi, hacia la izquierda,
en el extremo de una cama vecina.
Sigue formulando fantàsticas preguntas.

Ha levantado un pie, le estoy viendo de reojo.
Allì viene el taconazo dirigido a la cabeza.
¿Còmo eludirlo? Imposible.
Cae de lleno cerca de la oreja.
El suave balanceo se ve bruscamente interrumpido.
Ahora mi cabeza vuela a estrellarse violentamente
contra el àngulo derecho de la pata 
de la cama que està a mi derecha.
¡ HA CHOCADO !
Por la furia de el choque salta
y se estrella en el àngulo de hierro que tengo a mi izquierda.
En ràpidas oscilaciones regresa,
y otro taconazo le impulsa a estrellarse 
de nuevo contra los hierros de ambos lados.

Cada patada incia el ciclo de otros golpes en cadena,
agudos, dolorosos,
a uno y otro lado de la cabeza.
Puesto en marcha el nuevo mètodo,
acelera su ritmo, gana rapidez y fuerza, se intensifica... 

¿Còmo es que a veces un simple golpe en la cabeza basta
para enviar a la tumba a cualquier mortal?
Un pequeño accidente,
un resbalòn en una càscara de plàtano, 
un golpe sobre el pavimento 
y ya està listo el pròjimo para que lo tiendan en la morgue,
fracturado del cràneo, dictaminan los forenses.
Y ya no hay màs que agregar...

¿En realidad, no serà mejor morir?
¿No serà mejor ladear un poquito la cabeza?
que golpeen los hierros en el cràneo,
tal vez un leve crujido y ... ya?
 ¿Por què no intentarlo? Talvez resulte. 
¡Morir!...¡Morir!...y que termine esto de una vez...

Una corriente interna me arrastra
hacia un molino fascinante.
Me tienta. Me impulsa.
Pero otra fuerza poderosa surge en el interior.
¿No significa eso un intento de fuga vergonzoso?
¿Hay derecho para abandonar al pueblo, a los obreros y campesinos
en un momento en que màs necesita de todos sus hombres?
La vida, mi vida, 
¿Me pertenece exclusivamente o pèrtenece a mi pueblo?
No, la vida de un OBRERO CONSCIENTE
no pertece sòlo a èl; sino a su pueblo,
a sus hermanos en el sufrimiento, en la explotaciòn.

Un obrero consciente 
no tiene derecho a abandonarse a la muerte
o acelerarla para evitarse cualquier sufrimiento natural
o extraordinario que se presente.
Hasta el ùltimo soplo de su vida
es de los trabajadores y su pueblo.
Lo contrario es fugarse del deber,
hay que luchar contra la invitaciòn,
contra el halago fatal. 

XV
NO HAY QUE OLVIDAR


No hay que olvidar ni por un instante,
que inevitablemente llegarà el dìa
en que las caras sonrientes de la gente del pueblo 
celebrarà el arribo de una ERA DE PAZ Y LIBERTAD.
¡Y ese dìa yo quiero estar ahì,
acompañando al pueblo en su gran regocijar!


Pero, ¿Por què sòlo en la alegrìa?
¿No debemos acompañarlo tambièn
en sus agudos momentos de dolor y sufrimiento?...
La idea malsana ha huìdo.


XVI
EL AVIÒN QUE CONTINUA

Desde hace rato,
un profundo desfallecimiento fìsico
va avanzando màs y màs.
Un amodorramiento pesado como el plomo
va bajando. Estoy exhausto.

¡Què sensaciòn de malestra general!
¿Cuànto màs soportarà el organismo sin entrara en coma?
Ahora, cada vez que me aproximo al choque
hago esfuerzos casi institivos para alargar el cuello.
Para evitar en lo posible
los golpes en la cabeza y desviados hacia la nuca.

En los descansos, otro verdugo machaca las plantas de los pies
con la barra de ese hierro.
YA ESTÀN CONVERTIDOS EN BOMBAS COLOR DE BERENJENA.

Se acercan otros
y descargan puntapiès en el tòrax y abdomen
a taconazos en la espalda.

El verdugo principal regresa descansado.
Parece que fue a refrescarse el gaznate.

Reanuda 
el ciclo de golpes entre las patas de las camas.

A pocas pulgadas debajo de mi cara
giran vertiginosamente los ladrillos del piso,
casi se confunden sus colores...
rojo...amarillo, rojo amarillo. 
Sigo mecièndome en el COLUMPIO DEL TORMENTO:
EL "AVIÒN", como dicen con cinismo los verdugos...

XVII
JUNTAN LOS FLAGELOS PARA QUE DECLARE LO QUE ELLOS QUIEREN QUE DECLARE.

He entrado en un estado fìsico lamentable;
Casi no puedo tenerme en pie.
Tiendo a desplazarme al suelo.
Ahora, alternan los latigazos largos
con otras formas de flagelo.

Toman el LÀTIGO por la mitad y dan golpes
cortos, ràpidos y vigorosos,
con la punta del mismo,
concentrando los golpes, primero en una zona,
despuès en otra: Caderas, muslos, piernas,posaderas.
El objeto es uniformar en una sola mancha roja y morada
las huellas del LÀTIGO, de la cintura para abajo.
Punzan las plantas de los pies
con la punta de un trozo de madera.
Estoy perdiendo la nociòn del tiempo
que dura ese ÙLTIMO SUPLICIO.

XVIII
CRUZ:
LAS DOLOROSAS ESTACIONES, HACIA EL "GÒLGOTA MODERNO"


Oigo pasos que estàn entrando a la SALA DE TORTURAS.
"Aquì traemos a la mujer", dice una voz.Enseguida,
Menjivar se dirige a ella:
-"Mirà como està tu marido.
Si no querès decir si ustedes dos y quiènes màs son comunistas
y dònde estàn las armas, a vos te vamos a dejar
igual que èl y luego le vamos a matar en tu presencia.
En tus manos està el decidir".
"Yo he luchado dentro del movimiento sindical, contesta.
No sè nada de lo que me preguntan"
Si, es la voz de ella.
-"Dejate de tangos, p..." insulta bestialmente el malvado.
-Bueno, mirà bien como està tu marido", repite Menjivar.
La acercan màs. Està como a un metro a mis espaldas.
Oigo su respiraciòn entrecortada.
Casi siento como clava sus miradas en mi cuerpo,
en el dorso, en la cintura, en las piernas...
CASI OIGO LOS LATIDOS
DEL CORAZÒN DE MI AMADA COMPAÑERA.

Ahora estoy frente a ella,
desnudo completamente.
A la par se encuentra una...
¿Pero, es posible? 
¿No me està engañando la vista?
Pero no, no me engaña.

Junto a mi compañera, frente a mi,
contemplàndome
con una angustia congelada en la garganta,
temblando,
apretàndose nerviosamente las manecitas,
se encuentra una niña...
Si una niña de 13 a 14 añitos...
No la conozco, nunca la he visto.
Me mira con ojos desorbitados.
Para ella esta escena debe ser horripilante.
Algo que de golpe le revela cuànta maldad se esconde
en el corazòn de los hombres cegados por el poder, 
la corrupciòn, y por el miedo a perder sus privilegios,
en manos de UN PUEBLO QUE ESTÀ CANSADO DE OPRESORES.

Ella, que talvez nunca
habìa conocido la desnudez del sexo opuesto,
tiene ahora, de repente, ante sus ojos,
un sexo que cuelga
entre las laceraciones de la carne magullada.
Impresiòn profunda
que ya no se podrà borrar de su tierna alma sensitiva.

La depravaciòn moral
de quienes se autonombran defensores
de los valores espirituales de la moral y la cultura,
de una cultura y moral
putrefactas, no tiene lìmites...

Quieren declaraciones falsas para volverlas contra el pueblo.
No les importa los medios
aunque tengan que corromper el alma tierna de los niños.

Pero, ¿Què màs puede esperarse
de quienes defienden el sistema de corrupciòn organizada
que corrompe,degenera
y deforma el alma de la niñez y de las juventudes
con el fomento constante de la miseria, 
el alcoholismo, la prostituciòn, la ignorancia?   
 
  XIX
¿MORAL?

¡Moral! ¡He allì vuestra moral verdugos!
¡Allì està vuestra moral,
escritores vendidos a la corrupciòn organizada! 
¡Esa es vuestra moral,
todos vosotros, hipòcritas defensores y ejecutores de la abyecciòn
y degradaciòn humana como sistema intocable...!

XX
EL AZOTE A TULITA, UNA OBRERA.

Se acercan a mi compañera.
La acosan a preguntas y amenazas.
-"Pònganle la capucha",ordena Menjivar.
Ella todavìa no sabe a què se refiere.
Comienza a comprender, cuando un puntapiè en el vientre
le hace inclinarse de dolor
y, cuando un bestial puñetazo en la cabeza
la arroja contra el suelo (...),
la frente pegada a los ladrillos
y el cabello en desorden.
Luego, se lanzan contra ella
a molerla a patadas.

Urìas se acerca con los lazos y el hule.
Le estàn atando pies y manos cruzados sobre espalda (...).
Al levantarle los pies,
le alzan la falda del vestido (...)
para satisfacer el morbo (...).
Sus miradas tienen destellos demonìacos,
sus bocas se contraen en repulsivas risas,
lanzan frases obscenas,(...).
Se rìen, estàn ebrios y sedientos,
ebrios de un licor fuerte:
Ebrios y sedientos de sadismo que los lleva al frenesì,
y dan puntapiès en el cuerpo delicado de la hembra maniatada...
En piernas y costados
en caderas y espaldas...
Urìas ha llegado.
 Se montan a carcajadas
sobre las espaldas femeninas.
Le cubre la cabeza con la capa.
Comienzan los estertores de la eterna agonía.
Veo. Me esfuerzo por no dar a conocer mi sufrimiento a los verdugos,
para no alentarlosa intensificar el tormento contra ella.
Quisiera arrancarla de allì.
Quisiera, por lo menos ayudarle en alguna forma,
aunque fuera alentàndola, susurràndole al corazòn:
"...Hermana, dulce, noble 
compañera de mi vida, tan querida.
No te extrañe que no me arroje con uñas y dientes
sobre las bestias que te torturan; para arrancarte de entre sus garras;
pues eso serìa un acto de locura que empeorarìa tus tormentos.
No olvides que hay algo màs grande que nuestro cariño
y que nuestras propias vidas:
LOS PROFUNDOS INTERESES DE NUESTRO SUFRIDO PUEBLO.
Piensa, piensa, compañera
que en cada rancho campesino,
en cada hogar obrero,
los seres sufren una larga agonìa de miseria,
explotaciòn, vicios, enfermedades e ignorancia;
PERO QUE LUCHAN POR UN NUEVO AMANECER FORJADO
CON SUS PROPIAS MANOS CREADORAS DE LA HISTORIA.
Piensa que perteneces a tu pueblo, a la CLASE OBRERA..."
XXI
MUJER OBRERA CONSCIENTE

La conciencia obrera
imprime fuerzas morales prodigiosas. 


Al ver a mi amada compañera
retorcièndose en el suelo entre los estertores
de la cruel agonìa por asfixia
y bajo los puntapiès de esos malvados que de esa manera
descargan su crueldad y su sadismo
sobre una mujer honrada, honesta, trabajadora,
digna del mayor respeto y admiraciòn,
comprendo total, definitivamente,
hasta què profundo abismo de maldad,
vesanìa y perversidad ha tenido que caer el règimen actual
para recurrir a mètodos tan malvados contra el pueblo,
creyendo apuntalar, a base de terror, su ruinoso edificio pervertido.



XXII
LA CRUCIFIXIÒN.
Despuès del martirio de ese viernes, con Marìa, perdòn, quise decir con La Tìa. 
(Pawee VII)


Algunas camas al fondo de la cuadra
estàn superpuestas como literas.

Sus espaldares quedan frente a otros separados
por el pasillo principal.

Los de las camas superiores estàn
a un nivel mayor que la altura de un hombre.

Entre ellas me aplicaron el suplicio
que ellos llaman el "aviòn".

Ahora se separan allì mismo
para colgarme en la CRUZ.

Pero no hay a la vista
nada que pueda llevar ese nombre.

El clàsico madero, tan en moda
durante el Imperio Romano, tan ùtil para reprimir
los levantamientos de esclavos, lo mismo que para colgar,
a fascinerosos o adversarios de la dominaciòn imperial,
està absentes de esta sala.

Me acercan a la espalda un palo largo,
no muy grueso, de màs de dos metros de longitud.
Lo sostienen al nivel de los hombros, en posiciòn apropiada
para poder atarme en èl ambos brazos extendidos en cruz.

Ahora me estàn estirando el brazo derecho.
Tratan de darle vuelta alrededor del madero.
Màs. Parece que fueran a romper el hueso.
Me atan fuertemente la muñeca contra el palo.
Còmo ciñen los cordeles.
Què agudo dolor causa el leño al oprimir el hueso y los tendones.
Ahora el brazo izquierdo, al otro extremo del madero.
Me alzan en peso
y enganchan el palo en los espaldares de hierro de dos camas superiores.
Quedo suspendido sobre el pasillo central. Sin tocar el piso.
Todo el cuerpo pende de los brazos.
En los hombros un agudo dolor va penetrando, 
como un punzòn de hielo clavado entre los huesos.
Es como si se fueran desgarrando.
Como si se fuera desligando la uniòn
entre los omòplatos y las extremidades superiores.
Si me retuerzo es màs punzante el dolor.
Cada contracciòn repercute sobre los hombros.
Pesa el cuerpo como un costal repleto del muy pesado  plomo.
Como una carga a la que estuvieran agragando una libra a cada instante.Cada minuto.
Procuro estar quieto.
Que no oscile el cuerpo, que no se encoja ni se estire.
A los extremos del madero las manos estàn engarrotadas,
las uñas casi negras, hasta allì no fluye la querida sangre.
Pero los verdugos no son tan partidarios
de la quietud. El cuerpo en su posiciòn actual es un blanco apetecible
para sus puntapiès. Tambièn el làtigo golpea a su sabor, y el hierro
le ha tomado aficiòn a las plantas de los pies.
Los torturadores estàn volviendo
por los fueros de la santa religiòn ¡NO FALTABA MÀS!
Se inyectan furia y cèlica indignaciòn,
repitiendo una y otra vez,
que los obreros no creemos en Dios. Uno de ellos, me dice:
"Como es seguro que vos no creès en Dios,
hoy si vas a creer hijo de P..."
-"A Jesucristo lo crucificaron por ser bueno;
pero a vos por malo, cabròn".


XXIII
LA CRUCIFIXIÒN CONSUMADA


"-A Jesucristo lo crucificaron por ser bueno,
pero a vos por malo, cabròn".


Estàn satisfechos con sus burlas.
Pueden seguir golpeando sin escrùpulos.
¡Son los defensores de la santa religiòn!
Pero ya no importa lo que digan.
Sus burlas suenan en mis oìdos
como algo que ya no me concierne.

Tengo los labios resecos, sedientos.
Ahora no se abren ni siquiera
para responder el "no"
que tanto irrita a los torturadores.
Estos se enfurecen.
Avivan sus preguntas y golpes.

Ahora quisieran oìr aunque no fuera màs
que un sonido que les alentara en su fatigada esperanza.
Voy entrando en un semidesvanecimiento fìsico,
como un rìo que se arrastra lentamente
entre una niebla que se espesa poco a poco.
Se ha ocultado el Sol.
Las bombillas elèctricas iluminan
la sala de torturas.

Parece que ahora, los verdugos
han perdido la esperanza.
Me estàn descolgando. Me sueltan una mano,
despuès la otra, caigo al suelo
sin ànimo para mover ni un dedo.
-"Mañana que tenga los golpes maduros,
lo vuelven a sacar".

Ahora me estàn hablando:
"Y todos los dìas te vamos a traer aquì
hasta que estès dispuesto a hablar.
Y hoy en la noche vas a quedar desnudo,
y que te hechen agua salada sobre el cuerpo,
para que te ardan màs los latigazos
con el vientecito de la noche.Llèveselo".

XXIV
...ES MIGUEL ÀNGEL CEA.
Un obrero de la construcciòn.


Me han levantado dos agentes tomàndome de las axilas.
Me ponen el pantalòn, la camisa.
Me llevan fuera de la sala de tortura.

Se detienen en el corredor.Se abre la puerta del salòn vecino.
Es la sala de archivos.De ella estàn sacando a otro obrero.

Lo traen entre dos agentes. No puede caminar,
le han aplicado el tormento de la asfixia.

Le han golpeado las plantas de los pies.
Le han colgado de las manos atadas hacia atràs.

Le han molido a puntapiès.Le han quebrado una costilla.
Le han saltado varias muelas...

Tiene ampollas en los labios:
Se los han quemado con la brasa de puros encendidos.


XXV
LARGA MARCHA...

Empezamos la marcha hacia las bartolinas.Larga marcha.
Descalzos. Arrastrando los pies amoratados.

Cada uno de nosotros se derrumba en un rincòn.
Cada nervio salta con un temblor irresistible.interminable.

Pareciera que el suelo tiene brasas o alfileres
que se incrustan en todo el cuerpo.

En ninguna posiciòn se puede descansar.
Ni de espaldas, ni de bruces, ni de lado, todo duele.

Mucho falta para que termine este viernes.
Las càmaras de tortura seguiràn trabajando cada noche,
como fauces de un monstruo que tritura cuerpos
de obreros y obreras, estudiantes, profesionales,
de la gente vinculada  a los dolores y sufrimientos de este pueblo.


XXVI
LA INFAMIA Y LA MENTIRA DE UN RÈGIMEN EN DESCOMPOSICIÒN...

En El Salvador, con el General Maximiliano Hernàndez Martìnez (quien gobernò desde el 4 de diciembre de 1931- al 9 de mayo de 1944), se instaura la larga hegemonìa del poder militar que garantizaba el poder econòmico y la influencia polìtica de la oligarquìa nacional. El Teniente Coronel Oscar Osorio, el quinto jefe de Estado- en esa lìnea militarista- en asumir el mando presidencial (14 septiembre de 1950- 14 septiembre de 1956)


Esta misma noche la seca voz del Presidente
habla a travès de todas las difusoras encadenadas al efecto.

No habla de los pechos de las obreras machacados
por las botas de los agentes;
no habla de obreros y estudiantes torturados,
no habla de allanamientos ilegales, ni de arrestos arbitrarios...

Habla de estar salvando a la Patria de un enorme peligro.
Habla de una gran conspiraciòn. De un golpe rojo descubierto a tiempo.
Habla de defender al paìs, de "fuerzas capaces de sembrar la confusiòn,
de transtornar el orden pùblico...
de disolver las tradiciones nacionales...
atentar contra instituciones democràticas...
peligrosas para las libertades de sus habitantes y para la paz social..."
REPITE MENTIRAS Y CALUMNIAS DESGASTADAS POR EL USO,
COMO SI ESTUVIERA LEYENDO EN UN POLVORIENTO TEXTO HITLERISTA.


XXVII
CADENA NACIONAL


-"El futuro del paìs como naciòn independiente,
ha estado hasta este momento en peligro...
De la misma manera que lo he hecho en otras ocasiones,
me dirijo nuevamente para informarle de los acontecimientos ùltimos
y de las providencias que, para preservar el orden y la paz, han sido cumplidas...

Estoy firmemente convencido
de que mi gobierno al actuar en la forma relatada,
al mismo tiempo que cumple con sus deberes constitucionales,
satisface los anhelos del pueblo salvadoreño..."

Pero el pueblo sufre con sus hijos
en las càrceles y en los potros de tormentos.
Por la radio no se oyen los gemigos
de hermanos torturados.
Desde esta bartolina si se escucha,
en el silencio de esta noche interminable,
còmo gime y se desangra
la parte màs honesta,
sincera y consciente de mi pueblo...



XXVIII
BESTIALIDAD, SÀBADO 27


Es de noche,
las celdas estàn envueltas en penumbra.
En ellas sòlo se filtra la luz
de las montecinas bombillas colocadas
afuera, cercanas a la puerta 
y de las rejas posteriores.

Segundo dìa sin que se ocupen  en traernos alimentos.
En sus càlculos el hambre juega su papel: 
tratando de minar asì la resistencia moral.
Ellos cuentan con que,
cuando la serpiente del hambre
comience a devorar los intestinos
y la perspectiva de los continuados tormentos fìsicos
se hagan màs intolerables,
los indivìduos se tornan dòciles a sus designios.

XXIX
.....MÀS AZOTES A TULITA


-"Desnùdese".
Ella se niega.
-"Desnùdese", repiten.
No hace caso.

Protesta. Cierra los ojos y espera el golpe.
Entonces se arrojan como perros contra ella.
Le rasgan el vestido, se lo rompen.
Se lo quitan. Ella resiste, forcejea.
Le hacen tiras el fustàn.
Lo arrojan lejos. La estàn dejando desnuda, 
de pie, frente a ellos.

Al verse asì, ante la mirada insana de los malvados,
mira para todos lados, busca con què cubrirse, no lo encuentra.
Se sienta sobre los ladrillos cubrièndose con los brazos y las manos
los òrganos femeninos.
Golpes, puntapiès. Palabras, ofensivas e hirientes.

Entra Medrano. 
Llega acompañado de su chòfer.
Desde su ensoberbecido desdèn militar contempla
burlòn, hiriente, con sus ojos verdosos despidiendo 
rayos de maldad.
Habla. Bromea. Escarnece. Interroga. Amenaza. Se encoleriza.
Vuelve a reìr con risa chocarrera. 

...Y asì, sentada en el piso,
con los brazos cruzados por delante,
cubrièndose  de las miradas perversas  de la jaurìa de verdugos,
ante sus palabras infuriosas, sus mofas, sus risas;
temblando de frìo, de odio y de vergüenza,
remachados los dientes por la indignaciòn que la ahoga,
permanece una obrera salvadoreña, una mujer del pueblo,
horas y horas hasta cerca de las tres de la madrugada,
en que por fin la conducen a su celda,
cubierta por jirones de sus ropas.

-"Tome, Tulita, cùbrase con mi vestido".
Manos solidarias de obrera se tienden hacia ella...


XXX
IGLESIA DE LA MERCED, LA VIGÌA. 

Entramos a la sala de archivos.
Es la que en el segundo piso,
forma el àngulo noreste del edificio.
Al frente, separada sòlo por la calle,
la Iglesia de la Merced,
levanta sus viejas cùpulas de làmina.

Se respira un ambiente raro,
distinto al de hace dos dìas en la cuadra de agentes.
Allì, desde el instante en que entrè
sonaron los insultos, las amenazas, los bofetones.

Aquì, en cambio, todo es quietud, serenidad.
Aquì ni siquiera los ojos de los verdugos se ven cargados
de odio, preñados de furor.
Parece que han preparado todo esto para impresionar,
para dar la sensaciòn de una severidad solemne, majestuosa;
pero al mismo tiempo sombrìa, sobrecogedora.

Los pasos de los agentes suenan quedos, apagados,
como si trataran de no despertar a alguien 
de importancia que estuviera dormido por allì, en cualquier rincòn.  

Allà era como el desenfreno de hienas
disputàndose la oportunidad de dar las primeras  dentelladas a su presa;
aquì, como el silencioso rondar de panteras alrededor de la vìctima.


XXXI

Me detienen frente al escritorio principal.
Un reflector de luz potente enfocado sobre el rostro
me hiere la vista, me encandila.
Me ordenan que abra bien los ojos.No puedo.
El izquierdo no se abre, el derecho està semi-cerrado.No insisten.

Tras el escritorio estàn tres personas, miràndome fijamente.
Del rostro sòlo la frente y los ojos quedan libres.
El resto se lo han cubierto de la nariz para abajo,
con sendos pañuelos, al estilo de los gangsters,
no quieren ser identificados màs tarde.

Inmediatamente se advierte que son de muy alta jerarquìa
por la manera  respetuosa y servil con que son tratados.
Loa agentes se cuadran ante ellos,
estàn pendientes del menor gesto.
Se adivina su deseo de agradarles, de quedar bien.

El que està en medio, parece ser el jefe principal,
moreno, de muy robusta complexiòn,
de anchos hombres y espalda,
mirada frìa y penetrante,
pelo lacio y cortado 
a la usanza militar,
habla primero.
Se esfuerza por dar a su voz
entonaciòn grave, pausada, ceremoniosa:

-"Nosotros no queremos causarle daño.
El gobierno no quiere crear vìctimas.
ACEPTE EN DECLARAR COMO QUEREMOS." 


XXXII
"DECLARAR COMO ELLOS QUIEREN QUE DECLARE": 
MÈTODO MEDIEVAL DE LA INQUISICIÒN PARA CONDENAR A LA HOGUERA A LA VÌCTIMA.


Vuelven las mismas preguntas. Fantàsticas.
Persiguen comprometer a muchos ciudadanos.
Paulatinamente van abandonando el tono grave,
el ademàn ceremonioso.
Poco a poco va cobrando sonido metàlico su voz,
se impacienta, se irrita, chilla, estalla:
-"Vuelvan a ponerle la capucha".
Se desmorona todo su artificio impresionista.
Vuelven a llamear los ojos de los verdugos con sadismo desbordado.
De las bocas aguardentosas se precipitan cataratas de lodo fètido de sus injurias
y toda la maquinaria de la asfixia se vuelve a poner en movimiento:
El hule, los cordeles, el jinete, puntapiès, una...dos...tres...
cuatro veces...cuatro agonìas, ahora hondamente
màs dolorosas, pues los pulmones, doliendo como heridas bien lastimadas,
se tornan màs sensibles al esfuerzo supremo de la asfixia.
Luego habla el Jerarca detràs de su antifaz:
-"Levàntenlo ya. Este no quiere con capucha".




XXXIII
NO ESTAMOS SOLOS: PROCLAMA DE VICTORIA

Me quitan el hule, me sueltan, me levantan.
Los tres jefes se consultan en voz baja.
Parece que se estàn poniendo de acuerdo
sobre si ya llegò el momento
de poner en pràctica
la segunda parted de su plan.

La voz del personaje màximo da una orden
seca, cortante, colèrica:
-"TRAIGAN A LA MUJER DE ÈSTE".

Dos verdugos vuelan a cumplir la orden.
La sala queda envuelta en el silencio.
Por las ventanas abiertas,
en alas de la brisa que entra bienhechora,
se escuchan los sonidos apagados
de una ciudad que duerme:
La nerviosa clarinada de un gallo lejano,
el ladrar de perros por allà por la cuesta de la Vega,
la bocina de un automòvil...
Casi se siente el hàlito humano y càlido
de 200,000 mil seres que descansan de sus fatigas.
¡Cùanta gente nos rodea, aquì cerquita,
casi se podrìa tocar con ambas manos!
Gente nuestra, gente del pueblo, gente que sufre, que espera,
que ansìa un nuevo despertar sin la pesadilla de la miseria y el hambre.
¡Los verdugos no la sienten!
Pierden la perspectiva de las cosas.
Se creen impunes, absolutos, onmnipotentes.
¡Què fàcil es tambièn para uno olvidarse de eso,
creerse solo, indefenso,
abandonado en garras de las fieras!
Pero què gran error serìa el dar cabida aunque fuera por un segundo,
a esa sensaciòn de soledad e impotencia.
No estamos solos los luchadores,
los que anhelamos LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA.
Aùn en los lugares màs apartados, màs aislados,
cuando parece que nadie sabe dònde estamos,
que nadie oye nuestra voz,
-si estamos defendiendo los intereses del pueblo-
Allì està el pueblo con nosotros, infundièndonos la voluntad y la fuerza
de miles y miles de corazones palpitando al unìsono.

No estamos solos.
Y los verdugos parecen ignorarlo.
Se esfuerzan por anonadar a sus vìctimas
hacièndoles sentir la limitaciòn de sus fuerzas bàsicas,
hacièndoles sentir que estàn solos,
que en ese momento nadie puede ayudarles.

Parecen ignorar los verdugos
que cada golpe que descargan contra un obrero,
un campesino, un estudiante, sobre un luchador demòcrata,
por mucho que se aislen para que nadie los vea,
por mucho que se amparen en las sombras de la noche,
no podràn quedar impunes.

El pueblo, por momento puede parecer dormido, indiferente, tardo;
pero...tiene millones de ojos, millones de oìdos,
millones y millones de manos que trabajan, que construyen, que crean;
pero que tambièn envuelven, aprisionan, rodean
en una red inescapable a los verdugos,
a los cerebros que estàn, tras los verdugos
y que no les dejaràn escapar de su justicia,
cuando la justicia sea la expresiòn de los intereses populares.


XXXIV
YA ESTÀN DE VUELTA.
TRAEN A MI COMPAÑERA.

Ya estàn de vuelta.
Traen a mi compañera.
Què demacrado està su rostro.
Què pàlido y marchito.
Què hondas huellas de sufrimiento
han marcado en su frente el horror de estos dìas.

Pero en sus ojos hay fuego.
Ella tambièn me està examinando.
Estamos a la par, el uno junto al otro.
Han reanudado las preguntas y amenazas...


XXXV
-"MIRÀ DESGRACIADA, SI NO ACEPTAN DECLARAR COMO QUEREMOS..."



-"Mirà, desgraciada,
si no aceptan declarar como queremos,
te vamos a echar a la bartolina de ladrones,
para que te violen".
No puedo impedir que bajo la manta que me cubre el rostro,
los labios se contraigan con temblor nervioso.

Instintivamente mi compañera se ha pegado a mi.
Siento su brazo rozando el mìo,
su cuerpo vibra como un pajarillo asustado.
Silencio absoluto.
Estàn atentos a nuestros movimientos.
Esperan nuestra reacciòn. Se impacientan.
Repiten la amenaza...

Por nuestra imaginaciòn, en sucesiòn vertiginosa,
cruzan nitidamente las horripilantes escenas de esas bartolinas de ladrones.
Semi-desnudos, hacinados hasta lo imposible en cada una de ellas,
50 o 60 seres humanos de todas las edades,
esquelèticos, la mayorìa de ellos con el fuego de la tisis
brillando en las pupilas junto a sus pòmulos salientes,
cubiertos de horribles laceraciones sifilìticas, 
famèlicos: hambrientos de comida hasta la desesperaciòn
y tambièn hasta la desesperaciòn hambrientos de mujer,
¿QUÈ SUERTE CORRERÌA UNA POBRE MUJER
QUE FUERA ARROJADA EN ESE INFIERNO? 
Es indudable que morirìa despedazada, entre las fauces de lobos hambrientos.
Se hundirìa en un ululante remolino humano,
se perderìa bajo oleadas de brazos huesudos, de piernas ulcerosas,
de ojos afiebrados, de baba...
hasta no reaparecer màs que sus despojos destrozados...

Los verdugos no hablan.Esperan,
hacen una pausa para que la bestial amenaza
golpee como un mazazo en el cerebro.
Que se expanda, por todas las celdillas de la masa encefàlica.
Que haga enloquecer, la espada està pendiente.
Vuelan los segundos, la tenebrosa voz del jefe da la orden:
-"Hechen a la mujer a una bartolina de ladrones".

Se acercan dos verdugos,
la obligan separarse de mi lado.
No puedo verla, no puedo taladrar la venda que cubre hoy mis ojos.
Ella tambièn va vendada. Va hacia la puerta.
Cada paso golpea sobre mi corazòn y mi cerebro...
tac, tac, tac...uno...dos...tres...cuatro...
se han detenido junto a la puerta. La abren. Salen...se van...se van...
sus pasos se apagan en el silencio de la noche.

 ¡Què inmensidad de dolor puede anegar el corazòn humano en un instante!
En este momento al oìr que se alejan con mi compañera
no estoy en capacidad de saber que la horrible amenaza no va a ser cumplida;
que la orden ha sido dada no con la intenciòn de hacerla efectiva
sino como una bestial tortura psicològica,
que tiende a anodarnos con un choque moral devastador,
no hiriendo propiamente el cuerpo, sino el cerebro, la mente, y el espìritu...

En este momento no estoy en situaciòn de saber lo que està ocurriendo fuera de esta sala.
No estoy en capacidad de saber que la amenaza no ha sido materializada ;
pero si que a mi compañera la han conducido a la siguiente sala,
en donde se continùan los golpes, las torturas, la asfixia ...
hasta que, màs tarde es conducida de nuevo a su celda.
Sin embargo por mi mente siguen danzando escenas espantosas

En la dècada de 1970, la mujer campesina y obrera se incorporan a la lucha por la libertad y justicia para un pueblo, su pueblo,  historicamente reprimido y explotado.

XXXVI
MÀS AZOTES QUE DESGARRAN HASTA EL ALMA 

 ¿Y ahora què?...Estoy en la sala
pero mi pensamiento no puede apartarse de la horrible perspectiva.
Casi no oigo que me estàn hablando, que estàn ordenando algo.
¿Què serà lo que me acaban de decir?
¡Ah! ahora sì fijo la atenciòn en las palabras:
-"Desnùdese".

No tengo intenciòn de obedecerlos.
Se acercan y me ayudan a quitarme la poca ropa .
Me desnudan completamente.
Me empujan hacia adelante.
Unos cuatro pasos y topo con un mueble.
Sigo vendado. Palpo.Es una mesa corriente.
Me ordenan tenderme de bruces sobre ella.
-"Sùba màs".
Me empujan.
Los brazos quedan colgando por la parte delantera de la mesa.
Los pies tambièn cuelgan por el lado posterior.
M estàn estirando un brazo, halàndome de la muñeca.
Me lo acercan a la angulosa pata de la mesa.
-"El nùmero cuatro", dice un torturador.

Halan màs el brazo.
¡Caramba! ¿Iràn a romper la muñeca?
El brazo retorcido lo atan al madero.
Ahora el otro brazo.
He quedado, con los brazos abiertos,
atados a las patas delanteras de la mesa.


 
XXXVII

¿Què màs iràn a hacer ahora?
Me estàn halando un pie.Màs.
Tratan de retorcerlo
alrededor de la pata del mueble.
Me lo amarran fuertemente.
Halan el otro pie.
Estoy despatarrado.Atan.
Pies y manos quedan fijos a la mesa.
No puedo moverme.
Cada esfuerzo hunde màs
el cordel y la madera en la carne.
La cara està pegada
a la parte superior del mueble.
Me ladean un poco el rostro
para que un oìdo quede sobre la madera.
A una pulgada de la oreja
comienzan a golpear el mueble
con toque ràpidos, secos...Toc,toc,toc...
que entre por el pabellòn de la oreja,
que taladre el oìdo  
que repercuta en el cerebro, que lo aturda, 
que lo enerve...toc,toc,toc...
Un minuto, diez minutos, cien, màs minutos...
Mientras una voz cavernosa, monòtona, profunda,
pregunta, pregunta y pregunta,
cien, mil veces, amontonando
preguntas sin cambiar la inflexiòn de la voz,
casi sin esperar respuesta,
leyendo en un test cuyo papel cruje bajo sus dedos.
Preguntas sencillas, absurdamente sencillas,
o escabrosas, fantàsticas, mal intencionadas, capciosas:
-"¿Còmo te llamàs...?
¿Dònde vivìs...?
¿Cùantos años tenès...?
¿Es comunista X...?
¿Has estado en sindicatos...?
¿Dònde estàn las armas...?
¿Sos comunista...?
¿Dònde vivìs...?
¿Quièn hace las bombas...?"
...Toc, toc, toc...una hora, màs...
Pero simultaneamente al enervamiento
de las fibras cerebrales,
la parte posterior del cuerpo
està bajo la intensiva acciòn
de golpes y torrturas...
El cuerpo se retuerce,
sè que no puedo romper esos cordeles,
pero pies y manos forcejean,se desangran.
Resoplo, pujo, 
revuelco las mejillas sobre un lago de saliva...
-"¿Còmo te llamàs...?
¿Tenès hijos...?
¿Es comunista el Dr. Ganuza...?
¿Dònde estàn las bombas...?   
Toc, toc, toc...una hora, màs... 

 XXXVIII
CANTO DE AMOR DESDE EL MARTIRIO

Voy perdiendo la hilaciòn de las preguntas.
¿Que dònde vivo? ¿Que si alguno es comunista?
¡Què me importa lo que sea que digan las preguntas!
Al fin y al cabo nada he de contestar.

La voz del investigador se va convirtiendo en un sumbido
molesto, sin sentido, como un persistente moscardòn
que diera vuelta constantemente alrededor del oìdo.
Nada puedo hacer por alejarlo.Pierdo el sentido.

Me halan y arrastran hasta el baño,
el frìo del agua de la ducha, penetrando hasta los huesos
me saca del sopor, me sacude hasta la ùltima fibra de los nervios,
arrojado en el suelo bajo los finos chorillos de agua helada que punzan en la piel...

Sorbo con deleite el lìquido 
que baja por los labios
y aplaco la sed
que abraza la garganta.

Me ordenan incorporarame
y, al tratar de hacerlo
caigo al suelo hacièndome daño en la cara.
Los pies no me obedecen.

Tomàndome de las axilas
me arrastran
otra vez frente a la puerta 
de la sala de tortura que està cerrada.

Comienzan a hacerme flexiones,
me alzan en peso y me bajan ritmicamente,
con el fin de que los pies se endurezcan.
Uno, dos; uno, dos; para arriba y para abajo.Varias veces.

Luego: -"Pàrece". Lo intento y vuelvo a caer.
Es inùtil, los pies parecen de trapo, no quieren sostenerme.
Y vuelven las flexiones. Uno...dos...; uno, dos.
Mas todo resulta infructuoso.

Adentro de la sala, otra persona està siendo torturada.
Desde aquì se oyen sus gritos y pujidos apagados.
Se abre la puerta y sale un jefe.
Los policìas le informan que que no puedo levantarme.

Los primeros celajes de la madrugada
pintan ya el horizonte.
Hecho un ovillo en el rincòn de la celda
soy como un montòn de huesos chocando entre sì.

Pero allà en el interior, una llamita ardiente,
comienza a lamerme el corazòn;
sube y se extiende como un incendio:
un impetuoso sentimiento nuevo, 
nunca antes por mi experimentado.

Me siento como transfigurado,
oleada de jùbilo golpean mi cerebro
y, ante el menguante taconeo
de las botas de los verdugos
que se alejan despuès de arrojarme en la celda,
levanto el puño con exaltaciòn incontenible.

Me siento fortalecido
y estoy màs seguro que nunca,
de que sus torturas no lograràn vencer la moral,
de los demòcratas que ahora estamos,
en garras de la barbarie...

NO PODRÀN QUEBRANTAR LA FE NI LA SEGURIDAD,
DE QUE EN LA LARGA LUCHA CONTRA EL DESPOTISMO,
EL PUEBLO INEVITABLEMENTE VENCERÀ. 




Agradecimiento muy especial a Tìa Tulita Alvarenga de Carpio, amada esposa de Salvador Cayetano Carpio, por haberle gustado la idea de mutar -bajo mi direcciòn-, el RELATO-TESTIMONIO: SECUESTRO Y CAPUCHA en un paìs del "mundo libre" a formato POEMA, con el propòsito de convertir èste, en un enlace hacia el libro completo (fiel registro de la memoria històrica de nuestro pueblo) y, como un medio literario -la poètica- para que otras personas se acerquen a la lectura completa del mismo. A veces el POEMA, por su relativa brevedad, es màs buscado por las personas para deleitarse de lo estètico, que produce el ingenio humano. Parafraseando lo que dije en el exordio: Un poema bien elaborado, puede ser la sìntesis de un gran libro. Una menciòn muy especial, es que con este humilde esfuerzo, no sòlo se pretende rendir un homenaje al Poeta, al obrero, panificador, Cmte. en Jefe guerrillero y hermanos que le acompañaron en la larga odisea de la lucha y a la extensiva dimensiòn estètica del relato-testimonio, sino, a Tulita y obreras como Fide..... mujeres y hombres que vivieron el martirio del flagelo en las càrceles clandestinas de un règimen corrompido, y que por su lucha abnegada y heroicas, las actuales generaciones viven en un mundo menos dèspota e infame.   

  PRÒXIMA ENTREGA:
HASTA PRONTO